Cuando en 1969 con La Escultura “Estela” gané el primer premio de la Primera Bienal Internacional de Escultura de San Sebastián, inicio el punto de arranque de mi investigación estética actual. Toda esa serie de módulos de diferentes formatos en los cuales defino un planteamiento ascendente, vertical, ese jalón erguido y abierto como eje de una plaza. Me sitúa en dos puntos de arranque como una constante a lo largo de mi posterior obra.
La escultura ascendente que se desarrolla siempre a lo largo de un eje vertical y el descubrimiento del módulo que me caracteriza, que es el cubo con un cuarto de corte lateral que me permite en todo momento intercomunicar espacios, llegando a desarrollar una auténtica escultura interior, lo cual ya se desarrolla plenamente cuando llego a la que denomino "Huecos Habitables”, que con todas las posibilidades arquitectónicas que esto implica, desarrollo unos recorridos interiores en la escultura, perfectamente transitables y en los que las que las paredes exteriores son la visualización directa de la forma escultórica.
Decía José Maria Moreno Galván que yo había ido directo al fondo de las cosas, al vacío, al cual trataba de transformar en espacio valiéndome de unidades angulares y cuadrangulares. Y apuntaba que yo era el más interesado en una problemática pura de la escultura.
Cada módulo de mi escultura es portador de su propio espacio interior, que al conexionarse con otros módulos crea esa dinámica interior recorrrible y habitable que hace qua os pueda hablar en este caso con propiedad de "espacios interiores". Otra de la constantes de mi obra es la verticalidad claramente patente, en la serie de “Estelas” Plaza del Centenario, San Sebastián; Autopista del Mediterráneo, Km. 55 Barcelona-Gerona; y que sigue dándose en obras más cercanas -como la serie de "Loreas” en las cuales la escultura actúa como un eje o tronco que en su copa o ramificación final los módulos se distorsionan y se abren como en un pétalo, por ejemplo "Tenerife-Exposición Internacional de Escultura en la calle” (cito estas referencias por ser esculturas insertas en unos ámbitos comunitarios y cuya referencia visual es mas conocida).
A lo largo de mi investigación estética la forma dentro de las características de estilo que me definen va evolucionando en diferentes fases o momentos escultóricos que quedan definidos por determinadas obras que jalonan, definen y concretan estos estados en el dialogo materia y espacio. Toda la serie de Estelas, Norays…, son momentos de una escultura silenciosa, contenida en las que la sobriedad del ángulo recto contiene todo el desarrollo formal de éstas Vendrán luego la serie de “Distorsiones”, “Equilibrios”, en que el módulo empieza a abrirse y a desarrollarse a lo largo de sus espacios. Otras esculturas como las “Loreas” son el resultado de la convergencia de dos investigaciones anteriores que dan como conclusión un tercer planteamiento formal y llego a mi actual momento escultórico que yo denomino "Aleteos”, que viene a ser también convergencia de diferentes experiencias anteriores.
En el caso concreto de la escultura que nos ocupa, escultura destinada para el nuevo edificio de la Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, se me designó un estrecho espacio vertical que como ancho nervio central corre a lo largo del edificio entre la zona de ascensores y el hueco de la escalera principal. Mi obra o mis obras, debían situarse en la tercera, cuarta y quinta planta. Inmediatamente percibí este nervio arquitectónico y la necesidad de que mi obra no fuese un elemento estático, simplemente depositado ahí en esa zona, sino que tuviese una auténtica interrelación arquitectónica, al discurrir a lo largo de este eje abrazándose a él e integrándose plenamente. Veo una vertical, desarrollándose en tres secuencias a lo largo de las tres plantas, dando una coherencia a esta ancha columna por medio de mis "Aleteos escultóricos”. El paño lateral derecho que converge hacia la vidriera tiene una gran posibilidad como plano sobre el cual desarrollar casi gráficamente los aleteos superiores de la escultura, sobre todo en el tramo final que entre la cuarta y quinta planta, que al no existir el corte de la escalera crea un gran espacio abierto donde la vibración de mi escultura aletea libremente proviniendo de la luz del exterior y enfilando su vuelo hacia el interior de las diferentes plantas.
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