PARA RICARDO UGARTE

Compañero,
yo no sé
si alguien ha sentido,
golpeando día a día,
tu rabioso llanto,
en las paredes de cadenas,
yo no sé,
si alguien ha sabido
leer en ese
aquí no pasa nada,
los mil y un
sordos aullidos
de la noche,
de esa noche a solas,
que llevas cosida
a tu andadura,
yo no sé,
si se levanta alguien,
respetuosamente,
el sombrero,
ante tu obra,
o si nada se entiende,
y se habla y habla,
de libertad y estética absurdamente,
cuando miran tus manos,
marcando el norte con tu hierro,
yo no sé si saben de tu vuelo,
y tu silencio, y tu paso,
contra esa tromba
de viento huracanado,
que te estrella una y otra vez,
en la miseria,
en esa soledad macabra,
donde con el propio nombre,
metido de cualquier forma en el bolsillo,
esperamos que el tiempo,
dé una vuelta más sobre la sangre
y que no nos duela demasiado,
el próximo minuto,
pero pese a todo,
tú sigues ahí,
en la trinchera,
plantando desafío
a los fríos ojos del silencio.
Julia Otxoa (1979)


Catálogo de la exposición en la Ciudadela de Pamplona

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