Ugarte; la dimensión poética del arte

Ricardo Ugarte ( Pasajes de San Pedro 1942 –Guipúzcoa, España ). La extensa y diversificada trayectoria intelectual de Ricardo Ugarte, ha estado presidida siempre por el signo de una extremada coherencia en su proyecto de investigación estética, y por una inequívoca voluntad de integración del artista, del hombre entre los otros. Es decir, el idealismo, la profunda dimensión poética desde la que concibe su proyecto existencial en comunión con la Humanidad, es inseparable de ese lenguaje, de esa expresión espiritual de la que surge su creación.

Desde su comienzo la obra de Ugarte se ha proyectado en una rica multiplicidad de universos expresivos; escultura, pintura, grabado, collages, fotografía, literatura, poesía visual etc. Conformando siempre una rigurosa exigencia de indagación en lo desconocido, una dinámica de interrogantes que enriquecen ese humus del pensamiento que germina luego en reflexión y avance en el conocimiento, movimiento sin fin de la creación, del espíritu en su observación del mundo.

Explorar desde la humildad de aquel que es consciente que muchos de los avances en el camino estético-existencial lo son a través de la niebla, pero que ello tan solo es posible desde la profundidad y el sosiego de la mirada en la contemplación de las cosas.

Es precisamente desde esa progresiva búsqueda del ánima del ser, que Ugarte llega a través de la eliminación de todo elemento retórico que pueda obstaculizar la expresión de la esencialidad de sus obras, a esa armonía, a esa meditación silenciosa y austera que respiran todas sus esculturas.

Su discurso estético ha ido evolucionando formalmente a través de sus diferentes fases escultóricas (estelas, huecos habitables, aleteos, anclas, castillos, proas etc.) hacia un mayor silencio y síntesis en la forma expresiva, desde una abstracción a veces lírica otras racionalista, constructivista, hasta las últimas de sus obras (Proas) inmersas en un minimalismo esencial y silente.

Su investigación se forja en el espacio íntimo del poeta, la originalidad y libertad conceptual que respiran sus obras, sean estas poemas, cuadros, serigrafías, fotografías o esculturas, nos sitúa en el territorio de una trayectoria intelectual de librepensamiento cercana a una apasionada mística.
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Meticuloso pensador enamorado de todo cuanto existe, fragmenta la realidad para observarla y traducirla en cada una de sus partes, sabedor de que el palpitar del Universo no es otra cosa que interrelacionada eclosión de microcosmos.

Está este escultor en las antípodas de concebir el signo como artefacto y espectáculo, actitud tan vigente en nuestros días, en los que tanto se ha banalizado y mercantilizado el hecho artístico, vaciándolo de contenido, y convirtiendo el hecho intelectual de la Cultura en un gran zoco circense, despojándolo de sus señas de identidad como resistencia espiritual frente al caótico orden de las cosas. Muy al contrario, la pasión creadora de Ugarte impide cualquier acomodo en el terreno de la Cultura concebida como ceguera y simulacro.

Por todo ello puede considerarse la totalidad de la obra ugartiana, un auténtico proceso experimental, en lo que éste tiene de constante investigación formal y conceptual, y existencial, y en la rigurosa exploración que supone la dialéctica cuestionadora que lo anima. Valores identificadores de la vanguardia, dados en Ugarte con un marcado carácter transformador e innovador: los del esteta que a través del sueño poético despierta en el ser.

JULIA OTXOA


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