DE SAN TELMO Y OTRAS VICISITUDES CULTURALES*
por Ricardo Ugarte

 

- San Telmo, patrón de los navegantes tiene su buque insignia en Donosti en el Museo que lleva su nombre. Añeja nave que hace aguas y amenaza ruina. Edificio, de los mas significativos de la ciudad, que alberga una dilatada historia llena de diversas singladuras y en cuyo corazón conserva uno de los claustros más hermosos de nuestra arquitectura religiosa.
Este espacio, antaño religioso, ha devenido en museo interdisciplinar. Y en múltiple superficie expositiva de muy diversas materias, aunque fundamentalmente, ha sido el de mayor volumen para nuestras plásticas de envergadura en nuestra ciudad.

San Telmo, como se ha dicho antes, desarrolla y acoge una serie de actividades multidisciplinares que han convivido entre sí, durante varias décadas conformando un cajón de sastre tan entrañable como vario pinto. Sus tejas y sus goteras han arropado desde la Asociación Artística a la Sociedad Fotográfica, pasando por Aranzadi, el grupo de danza «Argia” y, su magnífica colección de pintura del XIX, su colección etnográfica, los lienzos de Sert, la importante colección de estelas funerarias, y las bellas salas de Arte Contemporáneo.

En los últimos tiempos, se habla de una reedificinición de este Museo y van sucediéndose una serie de acciones para desligar temáticas en espacios diferentes, se habló del cercano convento de Santa Teresa como Museo del Hombre, también al generar el parking de la plaza de Zuloaga y su nuevo trazado de superficie, se crea la cimentación de lo que podía ser una ampliación en “U” adosada al monte Urgull dentro de la cual iría el Arte Contemporáneo. En este momento se están desarrollando una serie de estudios que definirían el carácter de Museo en el futuro.

Una reflexión sobre el Museo de San T exige un análisis o visión de conjunto sobre el puzzle cultural de nuestra ciudad y a su vez esta en su relación con el resto de capitales vascas. En el contexto de Donosti, San Telmo juega un papel polivante, y de relación con los otros agentes culturales, ofreciendo diversas y amplias salas expositivas que sumadas a las salas de la Kutxa y a la oferta de las galerías particulares, brindan unas posibilidades importantes, pero claramente escasas en función de la demanda. Asimismo, las Casas de Cultura cubren un sector 1 necesario de divulgación y talleres en los barrios.

Tampoco hay que olvidar la callada labor de la Asociación Artística que con su estudio y su pequeña sala alternativa, es plataforma de aprendizaje y creación, que ha venido a suplir durante muchos años la también desaparecida Escuela de Artes y Oficios.

Arteleku merecería un capítulo aparte, por ser una de las experiencias más interesantes realizadas para la investigación estética, certeramente impulsada por nuestra Diputación. Ya que esta pequeña «Bahaus» de gran prestigio y reconocimiento dentro y fuera de Euskadi. Finalmente, ese gran centro cultural «Koldo Miitxelena», que apuesta por las grandes y selectivas exposiciones.

Dentro de esta visión global, es necesario contemplar coordinadamente todas las instituciones y operadores culturales para trabajar de forma interrelacionada y poder atender a todo el amplio abanico de necesidades culturales, para en una sincronización de movimientos, profundizar sobre acciones y espacios en general, ya que no es posible sanar un órgano cultural, si no lo relacionamos con el resto como una parte más de un todo estructurado.

En ese conjunto cultural de la ciudad, San Telmo juega hoy por hoy, un importante papel al mostrar una colección permanente de Arte Guipuzcoano del pasado y actual siglo, que mucho me temo pudiera desaparecer si los estudios a realizar sobre el futuro de este Museo se decantan por un «Museo del Hombre», que no estaría mal si hubiera para el resto de los fondos tanto antiguos como contemporáneos y para las demandas expositivas, un lugar adecuado, donde mostrarlos dignamente.
En aquel viejo reparto de papeles que se diseñó en su momento, se nombra a Gasteiz capital administrativa, a Bilbao como la industrial y a Donosti como la cultural, parece ser que la evolución del mismo lleva camino de situarnos a Donosti como la «Bella Cenicienta» cada vez más desasistida en clara apuesta por Bilbao como capital de todo.
En el caso de la plástica, la operación Guggenheim lo viene a confirmar. No voy a a insistir en esta contestada maniobra cuyo esfuerzo económico lógicamente y en estos momentos de socorrida crisis, va a a restar posibilidades de realizaciones como el proyecto del Kursaal, que ayudarían oportunamente a resituar a Donostia como ciudad de congresos y encuentros de Cultura multidisciplinar, y en la cual, San Telmo, sería también obligada referencia, que urge primero sanear arquitectónica mente y definir su papel en el circuito cultural de la ciudad.

Teniendo en cuenta el gran número de creadores e investigadores existentes en San Sebastián en todas las disciplinas, es obvio que debemos utilizar esta gran materia prima para potenciar una recuperación de tanto terreno perdido en acciones y en espacios culturales, y establecer de esa manera una labor conjunta de renacimiento cultural propio, que relance a Donostia hacia el futuro.

 

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*Artículo Publicado en el Diario Vasco de San Sebastián el 26 de diciembre de 1993