DEL HABITAT A LA PROA
 
La evolución en la obra de Ricardo Ugarte
En el cauce del esencialismo minimalista
Publicado en el Diario “El Mundo” 3 de abril de 2002
JAVIER URQUIJO
 

Los que por fortuna hemos podido seguir la obra de Ricardo Ugarte de Zubiarrain sabemos cómo son sus maneras de hacer; y conocemos sus planteamientos ideológicos respecto al arte, y hemos asistido a su desarrollo intelectual a lo largo del tiempo tenemos claro que la motivación teórico-estética que le abrió el camino tomado, y recorrido consecuentemente hasta la fecha, fue el constructivismo, No hay duda. Está claro.

La problemática constructivista nacida o derivada de la fusión del futurismo y el dadaísmo amén del cubismo. Conceptualmente ejerció desde el principio una gran influencia en el artistas muItidisciplinares. Pero no sólo fue él quien siguió fielmente ese camino, sino que lo
tuvo que compartir con un gran número de artistas vascos de la generación de la postguerra. De ahí (además de otras características que provienen del reflejo de la realidad ambiental vasca) que durante aquellos tiempos de represión de la identidad nacional consolidara el constructivismo como rasgo definitorio del arte vasco, en pugna con el costumbrismo. Motivado por la observación del espacio y el análisis de sus reacciones ante la luz; Ugarte buscó un orden independiente de la naturaleza que realizara la representación estética de la armonía universal mediante proporciones plásticas elementales. Respondía al término neoplasticismo o sea, “proclamando la funcionalidad geométrica claramente constructiva de un arte moderno dentro de la sociedad tecnificada”

Le inquietaba en aquel momento el espacio habitable –social- de tal forma que inició una serie, la que le puso proa al futuro: espacios rigurosamente constructivos. A partir de entonces niega en su escultura lugar alguno a la arbitrariedad. Es, pues, esencialismo el que le acompañará a través de los huecos, campanas, aleteos, monolitos, castillos..., hasta llegar a las bellas y minimalistas proas de ahora. Ya hubo en el escultor guipuzcoano un intento de entendimiento con la mar cuando en el Puerto de Pasajes ancló su inspirada geometría a modo de símbolo mitológico (reclamo de sirenas, a ser posible). Aquella Ancla para un Puerto (1991) ya preludiaba las proas de ahora, que vienen a ser lugares en los que a través de la mirada desafiante se proyecta la vida a lo lejos, más allá del horizonte.

Las proas de Ugarte son esenciales gestos de chapa que vienen a mostrar su armónica elasticidad en un solo pliegue. De la misma forma que Richard Serra muestra la elasticidad de la chapa mediante una sucesión de ondas. Ugarte esencializa y minimaliza ciertas inspiraciones que le llegan de realidades anteriores. Lo mismo le pasa en sus tan sensibles y clásicos collages o espacios acumulativos: son composiciones dadaístas en conexión con la psicología, la sociología, y las técnicas modernas de investigación de medios.


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